lunes, marzo 30, 2009

Fantasmas

Qué somos, si no sólo fantasmas mortales,

ilusiones vacías que no quieren morir,

un velado recuerdo de la felicidad que fue,

residuos calcinados de una apasionante historia,

una noche de duelo que no para de reír,

gritos en el silencio que nadie parece oír.

Y qué somos, si no sombras deambulando en las calles.

Qué soy, si no una necia y absurda aparición,

que sueña con que un día te tuve entre los ojos.

Qué somos, si no vida que se consume pronto,

las cáscaras del ruido y del placer de anoche,

espuma entre la arena que la tarde borró.

Qué soy, si no un camino por el que tú has andado

la noche en que quisiste llegar a ningún lado,

una fuga del mundo, del tener que vivir diario,

un escape al delirio de un beso involuntario.

Flotamos en el viento, bruma de la mañana,

me azoto imperceptible golpeando tu ventana,

alucinación del diablo, patrañas en el cielo,

pesadilla de menta, licor y terciopelo.

Qué somos, si no espectros que escapan con la luz,

domingos por la tarde, pesados y vacíos,

renaciendo en el lunes de la eterna ciudad,

condenados a nunca volver a estar tranquilos,

ni juntos, ni felices, ni poder despertar.

Si no te veo no existes, si no me ves no existo.

Fantasmas, sólo un sueño, palabras en el mar.


© Oscar Franco

domingo, marzo 29, 2009

Brilla el sol en el patio de mis amigos


Ha vuelto a asomarse el sol al patio de los vecinos,
me da gusto y me parece que ya los veo sonreír.
Un poco torpe al principio es su romántica danza.
Se conocen desde siempre,
siempre han sabido bailar.
El sol que ahora los alcanza no es el que brillaba ayer,
el de hoy tiene un brillo bello.
Tú sabes, nunca es el mismo,
que la vida siempre es nueva,
aunque insistamos en verla como pensamos que fue.

Ha vuelto a alumbrar el sol el patio de mis amigos,
con eso me basta ahora para ser el más feliz.
Contemplo cómo se mueven en su romántica danza,
respiran, sufren, palpitan,
gozan, quieren, necesitan.
Yo disfruto si un minuto a su tiempo les puedo extraer.
Corren con tanta vehemencia,
viven con tanta demencia.
Yo los miro, los admiro,
verlos vivir otro día hace renacer mi fe.

De poco sirvió asustarse
temiendo que no amaneciera.
La vida siguió su cauce,
ahora los veo besarse en su romántica danza.
Dicen, hacen, sueñan, buscan,
se agitan y se perturban,
mientras la buena fortuna les da un beso en la nariz.

Que el mundo se sienta bien hoy me preocupa muy poco,
mi propia felicidad me tiene ahora sin cuidado.
Seguramente estoy loco
pero me basta con eso,
ver que el sol los ilumine, para ser el más feliz.

Ha vuelto a alumbrar el sol el jardín de mi vecina.
No sé a ella qué le parezca,
yo no dejo de reír.
Ha vuelto a brillar el sol en mi corazón oscuro.
Son las tres de la mañana
y en la calle brilla el sol.
¿Estaré mal? Mi fortuna hoy me tiene sin cuidado.
y sospecho que ese simple hecho
me da la felicidad.
No espero que alguien me entienda;
yo mismo no entiendo nada.
Ha vuelto a alumbrar el sol el patio de mis amigos.
Con eso me basta ahora para ser el más feliz.

© Oscar Franco

sábado, marzo 28, 2009

Me surge un alarido

(agosto, 87)

Cayose mi cabeza
una noche helada,
soplole un viento fuerte,
no dejó nada,
arrancola de cuajo

y ella tirada
rodó, rodó y rodó.

Corrí y corrí tras ella
desesperado,
busqué y busqué tentando,
no la he encontrado,
tireme de rodillas
muy angustiado
pues no podía llorar.

Traté de echar un grito

y algún silbido,
quise pedir auxilio
mas no he podido.
Aisleme de repente,
vivo perdido.
Me surge un alarido.

© Oscar Franco

(foto: soydondenopienso)

miércoles, marzo 25, 2009

Polvo

Es de polvo el aire, el suelo, la ciudad, sus habitantes,
de polvo los pensamientos, los caminos, el viento, la tos,
es de polvo el sol, son los instantes, que no he vivido bastantes
cuando los he visto todos.
Son de polvo los recuerdos, es mi voz
y son los ojos de la gente
que lanza palabras de polvo
sin alzar la vista para hacerlo.
Es de polvo la promesa.
Es lejana la esperanza y es que está hecha de polvo.

Polvo de cemento, yeso, de arenas de construcción, argamasa,

pavimento, de polvo son mis sentidos,
de polvo mi respiración.
Más que sangre ahora es polvo lo que corre por mis venas.
De mi cabeza a las piernas bombea polvo el corazón,
se sale por mis orejas, sudo polvo,
trato de hablar y hablo polvo.
De polvo me bebo un vaso, me embriaga su cal salada,
el lagrimal irritado rompe en silentes carcajadas.

Recuerdo entre tanto polvo que eran claras las miradas.

Veo entre sucias polvaredas memorias de mi ciudad.
¿De dónde cayó esta tierra? ¿Dónde la voy a poner?
Aprenderé a descansar sobre sus bultos de arena
y, flotando sobre el lago,
mi cadáver despertará mañana,
cuando este mundo nuestro de cada día vuelva a llover,
porque ahora el aire, que es de polvo, ya no suena,
porque el polvo de la tierra se ha adherido a mi manzana.

© Oscar Franco

Que el Dharma te acompañe


(enero 14, 2007)

La mente en silencio.
Sientes lo que ahora es.
No está en las palabras,
nunca estuvo, nunca estará.
¡El Dharma está aquí!

Pensar en el Dharma es andar todavía muy lejos.
Pensar en cómo llegar a la iluminación
es seguir buscando fórmulas...
¡Y es tan fácil!

La mente en silencio.
"No sé".

No hay nada que anticipar,
nada que resolver,
nada que ser.

Silencio.
Iluminación instantánea.

© Oscar Franco

Mis amigos marihuanos

Mis amigos marihuanos,

todos lindos, todos sanos,

gente de paz, buena onda.

¡Qué bellos seres humanos

mis amigos marihuanos!

Sus movimientos sin prisa,

sus miradas de profeta,

felices, alivianados,

con una flor en las manos,

mis amigos marihuanos.

Son música en el silencio,

tambores sobre la arena,

buena vibra, no hay problema,

más allá del bien y el mal.

Las estrellas en el pelo,

arco iris en las manos,

yo quiero ser como ellos,

mis amigos marihuanos.

Con su discurso apacible,

psicodélica sonrisa,

andar que no toca el suelo.

Su instantánea carcajada

a punto de alzar el vuelo.

“Sereno, no pasa nada.

No te preocupes. Ya vas.

Seguro, lo que tú digas”.

Contentos. “Amor y paz”.

El corazón en las manos,

mis amigos marihuanos.

Perdonen que les confiese,

público conocedor.

Yo no fumo. No me gusta.

No veo la necesidad.

Como a quien no se le ocurre

tomar un camión al cielo.

Será porque hasta los lunes vivo en la felicidad.

Soy constante alucinante,

habitante de dos mundos

que no logro conciliar.

Si viera la policía los delirios que me cargo,

por cargos de turbulencia me llevarían a guardar.

Me gusta tener control, pero...

Sí, yo nací ya viajado.

Así llegué a este planeta

pero les juro, la neta,

que de todos los humanos

que en mi vida conocí,

sólo aspiraría a tener

esa paz angelical

de aquel hippie bondadoso

que me ayudó a levantarme

poco después de estrellarme

contra tremendo cristal.

Le dolía hasta el corazón

que yo me hubiera pegado

estando él tan a gusto

e insistía en que para el susto

me dieran otro pastel.

Como él quisiera ser,

como él y sus hermanos,

que toman la vida al día,

que viven con alegría,

que sufren con gran placer.

Con el alma entre las manos,

mis amigos marihuanos.


© Oscar Franco

Yogadespertino


¡Atención!
Si esto fuera un sueño di, ¿qué harías en este momento?
¡Pues hazlo!

martes, marzo 24, 2009

Jazz


Sonido de la noche.

El mundo se afloja la corbata.

Los edificios silban su canción.

Luces sobre el pavimento.

El humo está bien. Ser uno está bien.

Hablemos de otra cosa, ya no del trabajo.

¡Qué farsante me siento en una copa de Martini!

¿A quién quiero yo engañar? El jazz y la salsa son frecuencias que mis oídos no captan.

Oigo el aroma del café, hundido en el sillón del monumento a la empresa privada y aspiro la música que impregna el aire.

El mundo se manifiesta con necia insistencia.

Los sentidos compran todo lo que ven.

Esta humanidad que no puede estarse quieta.

Y tampoco yo, que se me mueven los pies.

Miro desfilar los pensamientos y sigue bailando el diablo frente a mí.

Soplan los metales. Sé que eres tú.

Open jam!


¿Te conozco? ¡Clarinetes! ¡Claro que sí!

Van marchando tus viejos dioses: Louis, Dizzy, Miles, John, el Duke... y maúlla la rapsodia de George. ¡Caben tantas siluetas en el mar de tu nombre!

De mis queridos amigos, el rock y el blues, eres tú ese hermano distante al que casi no saludo. Nos hemos visto pasar.

Eres el que todo puede, el frío, el calculador: “¡Cool, man!”

El que siempre sabe cómo actuar.

El que no se junta con nosotros porque somos infantiles.

El que calculadamente se viste de espontaneidad.

Con tu cabello bien peinado y tus frases sincopadas, tus vueltas sorpresivas y tus espantos cotidianos.

Tus complicadas progresiones son cosa del demonio.

¡Todo ese jazz!

¡Eres tan como yo! Vanidoso, farolón.

Vuelan palabras, canta el saxofón.

¿Alguien, en realidad, te está poniendo atención?

Baila el diablo frente a mí y las pasiones más sabrosas tienen sentido en esta fulgurante exposición.

¿Cómo puede ser tanta belleza mala para la salud?

¡Qué cómodo estoy sentado sobre la espuma de la cerveza!

¿Qué puede tener de especial mi miseria en plena noche?

¡No más de ese jazz!

¿Sabes? Las palabras se conservan mejor en música y mis oídos sólo perciben los latidos más orgánicos. ¿Oyes lo que digo?

¡Mira lo que puede provocar una canción!

¡Eres tan como yo, arrogante, fanfarrón!

Y van marchando tus viejos santos: Ella, Benny, Thelonious, Charlie, el Count.... y los primos de Dixieland.

Música de colores. Música de color.

Me quedo con Paris Blues.

“Y pienso para mí, ¡Qué mundo maravilloso!”


¡Bah! ¿Para qué le hago al cuento?

Jazz, tú sabes, no te entiendo.

Pero se mueven mis pies.

¡Qué contento me siento junto a mi vaso de chai!

Y tú por allá en tu cháchara, trepando por las paredes.

¡Eres tan como yo, improvisando a cada instante sobre la partitura de la vida!

Hermano jazz, no es verdad, no eres frío. Es sólo que no te entiendo.

Pero esta vez coincidimos.

¡Vamos jazz, let’s jam!

¡Hasta que caigan las etiquetas!

¡Hasta quedar sin aliento!

¡A descolgar las estrellas!

Let’s jam, let’s jam, let’s jam!

© Oscar Franco