domingo, julio 12, 2009

Unos pasos más allá

¡Oh, mundo, no, yo no te voy a despertar!
No recuerdo ya siquiera en dónde te dejé durmiendo.

Entré sin darme cuenta en el país Felicidad.
Olvidé recordar y cómo hacer para ir viviendo.

Olvidé cómo hacer para aprender, para pensar
y sé que estás soñando que sin ti me estoy muriendo.

Quizá tengas razón pero no pienso regresar.

© Oscar Franco

miércoles, julio 08, 2009

La que pega primero




Cayó sobre la alfombra como una pluma, flotando en la inconsciencia.


La que pega primero, pega dos veces.

Mientras flotaba rumbo al piso, como una página que cae, alcanzó a leer en esa hoja blanca aquella frase contundente: la que pega primero, pega dos veces.

Estaba temporalmente fuera de combate.

Llevaba ya veintisiete mujeres en su cuenta.

La policía se rompía la cabeza y no conseguía descifrar el patrón.

¿Qué tenían en común esas veintisiete jóvenes?

¡Todo! Absolutamente todo.

Eran chicas entre diecisiete y veintisiete años.

Había güeritas y morenitas, gorditas y flaquitas, altas y chaparritas, extranjeras y hechas en México, listas y tontas, interesantes y aburridas, ricas y pobres, bonitas y feas... ¿qué tenían en común?

Que eran mujeres. Ésa era la pista.

Lo conoció en un bar y bailó con él. Aceptó que le invitara una cerveza. Y otra cerveza.

Le gustaba ese hombre. Era simpático y ella era tan bella y seductora.

Quienes los vieron enredarse en ese repentino romance seguían con interés cada movimiento.

Iban y venían, se besaban y se separaban un rato para después reencontrarse y encenderse de nuevo y, de paso, prender la excitación en cada mirada curiosa alrededor.

Aquí empezamos a ser demasiados. Es tarde. ¿Cuándo te veré de nuevo, vaquero? ¿Quieres que te acompañé?

Salieron tomados de la mano.

Subieron al auto rojo que estaba cerca de la puerta del bar.

La casa de él estaba más cerca.

De pronto es todavía temprano.

¿Qué tal un cigarro y un trago de tequila? Luego nos vamos.

Todo, todo fue delicioso.

Compartieron la mejor noche de muchas noches.

Rodaron por todos los rincones de esa cama, jugando como gatitos.

Cuando se juntan la vida y el deseo todo es tan maravilloso.

Se sentó en la cama mientras ella dormía.

La miró respirar y admiró su semblante satisfecho.

Se veía tan hermosa.

En fin, una mujer es una mujer, es una mujer, es una mujer.

Se agachó para buscar debajo de la cama pero, ¿dónde está? No entiendo. ¿El martillo?

Ahora que floto y llego al piso, con tanta lentitud, con tanta suavidad, entiendo todo.

Pero ya no importa.

Pronto esa inconsciencia se convertirá en absoluto silencio.

El segundo fue definitivo.

No acostumbraban ir a ese bar, ninguno de los dos.

Ni quien se acuerde de ellos.

La curiosidad y el deseo duran lo que un tarro de cerveza.

Hombre por hombre, dijo ella, hasta que termine esa masacre.

Ahí lo dejó, tendido, horrorizada, mejor ya no, ya no.

Esto no vale la pena. El odio no tiene por qué contagiarse. Ya no. Ya no.

Salió en medio de la noche.

Se fue temblando y nunca dijo nada.

Nadie descifró el patrón.

Ni siquiera ella y nadie lo conocerá.

¡Qué casualidad! ¡A la primera!

Y ni ella lo supo.

No vale la pena.


© Oscar Franco

viernes, julio 03, 2009

miércoles, julio 01, 2009

Country Dan


Genio solitario de equilibrio humano,

idealista espeso, cazador de estrellas,

reservando un beso a sus almas gemelas,

a las que conquista con tacto mundano.


Construyendo sueños que calcan la vida,

cabalgando mustangs sobre la pradera,

carne asada, salsa barbecue, cerveza,

un silencio rudo, emoción contenida.


Sociólogo antisocial, acre atlante,

vaquero moderno de trayecto urbano,

piloto aviador que no encuentra aeroplano,

palurdo obsesivo de verbo elegante.


Llamado a ser hombre de conocimiento,

clon de Arreola, Garza, George O’Dowd, Starsky,

aprendiz de brujo, campesino yankee,

doble de Tom Hanks, ínclito maestro.


Me enseñó a hacer real uso de los sentidos,

compañero excelso, melómano magno,

de talento nato en la guitarra, el piano,

memoria prodigio para los sonidos.


Almanaque exacto de cualquier suceso,

sobre todo de lo que vivimos juntos,

valuador preciso de cuerdos asuntos,

amigo invaluable que salvó mi seso.


Curtido en tropiezos y en supervivencia,

cronista y mecánico por vocación,

reto al intelecto, gancho al corazón,

desde niño anciano con mucha experiencia.


Fan de Chantal Goya y de Ali Mac Graw,

de los Doobie Brothers, Creedence y Chicago,

de las hamburguesas, del gioco di calcio

¡Forza Italia! Vamos, no digo que no.


Di la vuelta al mundo sobre su Volkswagen,

Tlalpan, Sullivan, Coyoacán, Acapulco,

buscando a la vida el sentido o el truco,

dejando el hogar antes que me atrapen.


Y él del norte al sur de un súbito salto,

para regresar de otro salto al norte.

Filósofo, metafísico, ¡Corte!

Hijo de Paul Newman, capricho de asfalto.


Corte de coquito, chicas prototipo,

va de vera en vera y de Vero en Vero,

de verás espera el amor verdadero

o al menos a alguna que le quite el hipo.


Mi maestro Dan, mi amigo, mi abuelo,

mi psicoanalista, mi sabio consejo

mi tache en la lista, te veo desde lejos,

nos quedan pendientes dos horas de vuelo.


© Oscar Franco

(foto: serious wheels.com)