martes, diciembre 13, 2011

Semilla de café

Ahí vienes de nuevo

te encuentro

siempre te encuentro

sobre esta calle

debería saltarte encima

semilla de café

arábiga

mexicana

qué se yo de qué planeta provengas

ni qué tengas

porque tienes

esa aura sobre las sienes

como si lo supiera

querida

voy a llamarte

deseo

por tu nombre de pila

de herida

y no me contestes

sigamos

desconocidos para ambos

de qué estoy hecho

maltrecho mi corazón

soy un caldo de gallina

por eso me miras raro

si otros ojos me acompañan

mas los tuyos

jamás sonríen

semilla arábiga

no logro escuchar lo que dices

por mucho que te aproximes

me arrastra en su feroz corriente

un urgente sentimiento

de querer saltarte encima

y cubrir tu selenita humanidad

con una infinita gama de besos

me parte el corazón ver

tu figura deambulando

sin satélites alrededor

te has dado cuenta

qué caso

no cabe duda en tu tórax

no cabe concavidad

mis dedos mueren de buenos

de santos

de legales citadinos

de deseos insatisfechos

de desbrozar tus ojales

para esparcir la pasión

por tus minúsculos pechos

claustro de café temprano

quiero asaltar tu convento

devorarte por adentro

huele a ti mi camiseta

será mi imaginación

escápate ahora

niña

quince minutos antes

de llegar a tu oficina

sólo unos cuantos peldaños

penumbras

silencio te prometo

con ninguna pregunta

silencios hablaremos

y extraños sonidos hondos

extraños nosotros

alientos

hondonadas

y de la nada

dos besos

furia ardiente

que entre nuca

espalda y cuello

clava el diente

la espada

sigue pendiente

las codiciosas miradas

las caricias anhelantes

las maderas susurrantes

las medidas fantasiosas

luchando por la libertad

del botón de un pantalón

porque no vas a evitar

que te machaque en mis sueños

y no creo ya en nada

semilla de café

por qué

entonces

sigo confiando en que ahora

será diferente

si nunca lo es

nada lo es

nada cambia

y enamorarme

no

de nuevo no

una vez más

jamás

no

ya no

nunca más

ya no

ya no en llamas

nunca más

no más

ya ves

arábiga dulce

de amarga mirada corta

de corta-miradas largas

de besos desconocidos

de dedos de escaramuza

de nunca serás mi musa

voluntariamente no

ni yo tu quítame-el-sueño

entiende que no

que no quiero ser tu dueño

sólo un feliz tropezón

y olvídame en la mañana

semilla de mexicana

café de olla

selenita

arábiga concentrada

dulce mirada malvada

potencialmente mujer

me marco personal

no ataco

príncipe de Dinamarca nací

self-conscious

torpe

indeciso

se me atraganta el inciso

C-R-O

no sé

y asfixiado

repentinamente atado

me siento en esta trampa para osos

tú un cometa solitario

esbelta zanca

globular cauda

lacia necia cabellera

y esa boca que de entrada

ya me está gritando NO

diosa del claustro

enséñame cómo se te adora

ahora

sin dejar para mañana

lo que quiero hacerte hoy

tuyo soy

no me desprecies

porque mi nombre no sabes

no vas a necesitarlo

corre debajo de todo esto un río

pero invitarte a ti un café

es absurdo

acaso brillarían tus ojos

sonreirían si por error

o nada borrará tu mueca

de desairada muñeca

para quien la vida

de plano no vale nada

y nada impedirá esta noche

que te beba entre mis sueños

taza de café

la fe

que nos falta a los humanos

a tus hombros

a mis manos

a esta helada madrugada

a tu cintura

a mi lengua

a la ley de gravedad

que de tu piel me separa

no sabe sin cavidad

mi atracción por ti

felina

mujer

semilla

de ganas insospechadas

de desvelos intangibles

acaba de cavilar

y sonríe

que no quepa duda

semilla de mujer sin canas

no cabe duda

en tus senos

mueren mis dedos de buenos

de santos

o de cobardes

muere mi lengua de urbana

contradicción respetuosa

muere una pasión honrosa

por no cortar el listón

sin mayor explicación

no iremos al precipicio

que es donde acaba en las tardes

la salud mental de dos locos

arrojados a las luces

que produces

sin brillar

remota

yo de bruces

tú te alejas

semilla de café

me dejas

sin probarte

no me dejas

saborearte

te evaporas

y me dejas

semilla de café

me dejas

semilla de café

sin fe.

© Oscar Franco

lunes, septiembre 26, 2011

martes, mayo 31, 2011

Ni te preocupes.

Serás recordado por lo peor que hagas.

martes, mayo 17, 2011

¿Para quién lo hacía?

No le preocupaba el público en absoluto.
Era una insaciable voluntad que lo impulsaba a escribir.
Hacía años que habitaba en la torre de aquel castillo abandonado, conteniendo el impulso de saltar por la alta ventana que miraba sobre el acantilado, por encima de las rocas donde se despeinan las olas del mar.
Escribía noche y día.
Parecía no querer dejar ni una sola idea que pasara por su mente sin plasmarla en el papel, buena o mala, sencilla o complicada, práctica o absurda.
Lo que sucediera con ese montonal de hojas escritas por ambos lados no era, al parecer, lo más importante.
Juntando todo el producto de su labor en más de dieciocho años bien se podían formar arriba de cuatrocientos volúmenes de considerable grosor.
Apenas dormía unas cuantas horas.
Trabajaba como poseído en su misteriosa obra.
Sin embargo, jamás había publicado un simple artículo.
Si no escribía para un público, entonces ¿para quién lo hacía?

(c) Oscar Franco

Introducción Carta 13 del Navegante

Hay, muchos, muchos kilómetros al noroeste de Metaforópolis, una ciudad verdaderamente autónoma, agradable, sencilla y hermosa. Allí los ciudadanos son verdaderos arquitectos de su destino. No rinden pleitesía a naciones extranjeras ni les es primordial la exportación o la importación. La globalización les tiene sin cuidado. Esa magnífica ciudad se llama Dainiria. En ella se respira una eterna sensación de paz, respeto y cordura.

-Bitácora del Navegante-

(c) Oscar Franco

sábado, abril 23, 2011

Imperceptible temblor












Vengo arrastrando la mirada

no me importa nada

hay un imperceptible temblor en mis mejillas
si ladeo la cabeza

tengo la certeza
de que escurrirán dos ríos
sigo derecho
se inflama en mi pecho
un orgullo mal herido
no voy a mirar
vamos a chocar
no quiero saber con qué

la colisión
la conclusión
final triste o aburrido
arrastro los pies
desprecio a mi juez
mi víctima y mi testigo
no alcanzo a llegar
me pierdo al hablar
suspiro desfallecido
lengua muerta
quijada trabada
y no me importa nada
hay un imperceptible temblor en mis mejillas
si ladeo la cabeza
tengo la certeza

de que escurrirán dos ríos

sigo de frente

percibo en la gente
un miedo mal nacido
no voy a voltear
vamos a chocar
todo esto para qué

la tentación
la represión
y luego el resentimiento
arrastro este bulto
este cuerpo
este insulto
mis huesos sin más aliento
se ablanda en la banda
de mis cuerdas vocales
un trote de citronella
chalecos mentales
encuentros fatales

poses infinitesimales
hay un imperceptible temblor en mis mejillas

si ladeo la cabeza
tengo la certeza
de que escurrirán dos ríos.


(c) Oscar Franco
foto: blogysalud.com