martes, mayo 17, 2011

¿Para quién lo hacía?

No le preocupaba el público en absoluto.
Era una insaciable voluntad que lo impulsaba a escribir.
Hacía años que habitaba en la torre de aquel castillo abandonado, conteniendo el impulso de saltar por la alta ventana que miraba sobre el acantilado, por encima de las rocas donde se despeinan las olas del mar.
Escribía noche y día.
Parecía no querer dejar ni una sola idea que pasara por su mente sin plasmarla en el papel, buena o mala, sencilla o complicada, práctica o absurda.
Lo que sucediera con ese montonal de hojas escritas por ambos lados no era, al parecer, lo más importante.
Juntando todo el producto de su labor en más de dieciocho años bien se podían formar arriba de cuatrocientos volúmenes de considerable grosor.
Apenas dormía unas cuantas horas.
Trabajaba como poseído en su misteriosa obra.
Sin embargo, jamás había publicado un simple artículo.
Si no escribía para un público, entonces ¿para quién lo hacía?

(c) Oscar Franco

4 comentarios:

  1. Simple, para distraerse y olidarse de vivir, si bien la imaginación suele trasportarnos a lugares maravillosos un orgasmo lo es todo y mas si va con amor, niño la masturbacíon mata, es mejor vivir...no digo que dejes de escribir, aprende a vivir fuera de ti...

    incauto

    ResponderEliminar
  2. Todos escribimos un libro de nuestras vidas, algunos lo publican y otros no, depende de tu irreverencia ante la vida misma...

    ResponderEliminar
  3. jjjjjjj

    ¡ah, qué incautador anónimo!

    ResponderEliminar