viernes, octubre 23, 2009

No dormir

Vino el diablo una mañana para pactar el negocio. Dijo que yo lo había mandado llamar. Nunca me interesó aclarar que no había sido así, que en realidad fue el rey quien me pidió invocarlo.
El diablo sólo quería mi alma. Mil veces le pregunté qué haría con ella. Mil veces no me respondió. Ése era asunto suyo, dijo, por eso la estaba comprando. Era un cliente insoportable. A mí sólo me importaba que él cumpliera mi deseo: no dormir. Estaba muy claro, ¿no?
Considero que dormir es una gran pérdida de tiempo. Uno podría aprovechar mejor ese lapso en trabajar, jugar, crear algo o aprender nuevas cosas. Mi deseo era, por lo tanto, no dormir. Es decir, no necesitar dormir. Quizá, ¿por qué no?, dormir ocasionalmente, por puro placer, como un entretenimiento, para soñar un rato, pero jamás por necesidad.
"De acuerdo", me respondió el diablo "y a cambio, cuando tú mueras yo tendré tu alma".
Muy bien, todo estaba bien pero faltaba algo. ¿Cuándo moriría yo?
El diablo se rehusó a dar una respuesta clara. Dijo que eso no estaba en sus manos y que era un secreto que sólo conocía aquél que usurpaba los llamados ajenos.
¡Qué gracioso bufón resulté ser! Ahora no puedo dormir y creo que no puedo morir. ¿Acaso será porque el rey está muerto desde anoche? ¡Como si yo no lo supiera!

© Oscar Franco

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