martes, noviembre 17, 2009

Adrián siguiendo a Leyva

La miro caminar delante de mí mientras sigo sus pasos callado, como un felino. Silencio absoluto necesito para seguir admirando su silueta sin que perciba mi presencia. Una luz casi blanca le dibuja una corona. El resto de sus cabellos castaños caen como trenzados torrentes tratando de bajar por esa espalda. Conozco su cara, mas si así no fuera, admirar su bello anverso me tiene tan entretenido que ya dejaría para luego el rostro. Mira cómo coloca un pie después del otro. Cómo sigue su sombra obediente a su figura. ¡Qué atracción poderosa! ¡Cómo no hemos de seguirla! Más me extraña que no seamos detrás de ella ahora cincuenta.

(extracto de El Capitán)

© Oscar Franco

No hay comentarios:

Publicar un comentario