lunes, noviembre 16, 2009

Político


Me aturden tus palabras sin sentido,
dando vueltas todo el día sin decir nada.
¡Qué malvada es tu ambición de hacernos pobres
de razón, de corazón y de palabra!
Incluso de moneda, yo diría,
pues no habré de olvidar al mal nacido
que tomó la batuta decidido
a dejar que nos cargue la fregada.

A fuerza de imbuirnos en los medios
narcóticos, calmantes, paliativos,
has hecho que ya olviden tus nativos
por qué gritaban en la madrugada.

Lograste que acallaran sus rencores,
aunque también su júbilo entusiasta.
Les basta con tener para frijoles
que ya el domingo probarán la pasta.

La culpa es suya, flojos, malvivientes.
Quisieron ir al cielo los muy dignos.
Son unos asesinos, invidentes,
que echándose la vida entre los dientes
hicieron tanto mal a sus vecinos
que no se sabe ya si fue el de enfrente
el que nomás por verse diferente
retó o le contestó al otro, indignado,
alguno que no había desayunado
y fue a gritarle al mundo su coraje.

© Oscar Franco
foto: actualidad20.com

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