
Abro un ojo
todavía no viene el amanecer
la oscuridad brilla en color mate
las nubes se extienden en tonos de negro claro
duermen los buenos, los malos, los feos
duerme el piano
ronca el refrigerador
miro los libros callados
los discos guardados
canta en la esquina la cúpula
el mar y el cielo en su cópula no encuentran el horizonte
junto a mí respira ella
su pierna bajo mi mano
sus párpados no me la pasan
está ocupada en un sueño
en algún lugar de la madrugada duermen trozos de mi vida
personas que he conocido
lugares en los que he estado
el pasto gris que pisaré verde
las piedras que miraré mañana
en su respectiva cama se infla y desinfla el vientre
de innumerables amigos que han estado a mi lado
de las chicas que he besado
los ogros encantadores con los que he trabajado
mis maestros
los incautos a los que algo algún día les habré enseñado
la calle desierta que baja a la playa aún se sabe mi nombre
mejor que yo
duermen la biblioteca, la iglesia
el nicho, el puente y sus genios
los muertos del cementerio
las aulas de mis escuelas
las palabras que un día dije
y sé de alguien que no duerme
que ahora estará escribiendo
no duerme el gato
no duermen los árboles ni los duendes
desde el marco que no tiene puerta nos miran seres opacos
vuelan murciélagos y secretos
no duermen los ingleses, los indios, los africanos, los japoneses
duerme el asiento vacío en la sala, la ventana, los cacahuates
los zapatos estacionados, la lluvia, las galletas en la alacena
quiero un helado de chocolate
hay un incrédulo llorando a veintitantos años de aquí
no lo conozco
tanta vida hay que tomarla en pequeñas dosis
un día cada 24 horas
duermen los pasillos de mis colegios
los parques oscuros donde corrí con suerte
la ropa pequeña que ya no me queda
los juguetes que se llevó la marea
las monedas, los botones, las botellas
los montones de centellas
las tareas que me tuvieron al borde de la neurosis
las mascotas, los deseos, las noches sin dormir
la selva en que me interné para no salir el mismo
la costa que caminé de lado a lado
el día al que no le dejé un hueco sin rellenar y del que tengo un video
duermen las grandes ideas y esa cabaña en el bosque
la lágrima que no quería soltar, la carta que me dijo todo
duerme esa canción, el viaje, la cena con mi familia
duerme el que me pidió que me olvidara ya de eso
me miro sobre el colchón
parece que me conozco
me he visto alguna ocasión
cierro un ojo
todavía no viene el amanecer
© Oscar Franco
(foto: photobucket.com)
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