miércoles, junio 10, 2009

Herido de vida


“Cuando el amor los llame, síganlo,

aunque su camino sea difícil y doloroso.

Entréguense a sus alas cuando éstas los envuelvan,

aunque la espada que entre ellas se esconde los hiera.

Crean en él cuando les hable,

aunque su voz destroce sus sueños,

como el viento del norte deshace los jardines”.

Gibrán Khalil Gibrán


Sí, estoy bien

y sin embargo, no estoy bien.

Vivo una crisis.

No hay manera de justificar mis movimientos.

Veo que no dejaré de encadenar más torpezas.

No sé si estoy escribiendo un poema o mi epitafio.

Es hora de verme de frente y entender ya de una vez

de qué estoy pagando el precio.

Hija de Mara,

desde que te conocí no he querido vivir en paz.

Me invitas al paraíso disfrazándolo de infierno.

Con el corazón ardiendo opto por no entrar en él.

Ha sido mi decisión guardar extremo silencio.

Silencio que no se nota, cuajado de palabras como va.

Hace falta valor,

créanme valientes en la calma,

para decidir ser tan cobarde cuando eso parece mejor.

Cuánta sordidez me enmarca y yo mordisqueando amargura.

Ahora que me he visto sucio reniego del del espejo.

Un mareado y triste anciano desde la mesa de al lado

mira desapasionado el triste bulto que hoy soy.

“Podría decir tantas cosas”, pienso que piensa.

Él sabe lo que me pasa, pienso que piensa

y piensa que no tiene caso decir nada.

Sólo ve.

Si soy un monstruo, ¿por qué me hablan como a un santo?

Deliro.

¡Qué fiebre es ésta!

¡Qué censuras alucino!

¡Qué poderosa, desgastante obsesión habita en mí!
De ella extraigo la energía que me eleva y que me tira.

Tengo ganas de verte,

de beberte,

de sorberte y absorberte.

¡No puedo creer!

Me destruyo y no intento detenerme.
Más claro que nunca veo que no sé qué es lo que quiero.

Tratando de construirme enorme me he ido haciendo más pequeño.

No estoy seguro de mí.

La purga que me provoco, evidentemente, no busca mi paz interna.

En tanto que caigo añoro lo que ya no sucedió.

Adquiero sin compromisos una nueva frustración.

Ahora sé mejor que nunca que nada sé.

No sé nada.

Conservo la vaga idea de que decidí callar

porque mi corazón no me dijo que sí,

he callado,

porque tus ojos no me dijeron que sí,

me callé.

Me privaré de placeres;

será por mi decisión.

Pago el precio de sentir pasión, amor verdadero.

Estoy herido de vida.

Entiendo que nada sé,

de modo que aquí me ven, ante la fe de la duda.

Libre de cualquier certeza.

No estoy seguro de mí mas, lleno de amor, callaré.


© Oscar Franco


3 comentarios:

  1. Enhorabuena, me agrado bastante

    Felicidades!
    sigue escribiendo buenas letras, y plasmando la vida en ellas.

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Taulepton0, por tus palabras. Pasaré a visitar tu blog. ¡Salud!

    ResponderEliminar