miércoles, junio 03, 2009

Sólo quería verte


No sé escribir lo que siento,
sólo expongo lo que pienso,
puedo explayarme en teorías
acerca de este dolor,
de esta angustia, este zumbido,
del cansancio de mis brazos,
del recuerdo en movimiento,
de mi sed de oír tu voz
y no alcanzan las palabras
a pintar bien, ni de lejos,
el triste vacío que siento,
sólo escribo lo que pienso
pero ése no es mi dolor.

Me ofende este mal sabor
de ver tantas maravillas
que se clavan como astillas
en la luz de mi memoria
o como una zanahoria
en la nave del orgullo.
Hoy la vida y sus rutinas
me parecen asesinas;
solamente quiero verte.
Lo único que quiero es verte.

Ya escribí lo que quería,
ya dije lo que sentía.
¿Mentía? ¡Quién lo diría!
No era mi mala intención.

¡Y ahora el metro no se mueve!
Me malviajo en la neurosis.

Te quiero.
Dame otra dosis
de tu mala compañía.
¿Dónde estás, dónde te encuentro?
Da lo mismo al sur o al centro
si no tengo ni una idea de tu localización.
Bien o mal, feliz o muerto,
todo da igual, faro o puerto,
ya perdí la orientación.
¿Sabe alguien la dirección?

¿Adónde se abalanza entonces
este estúpido rebaño?
A la escuela, a la oficina,
a cualquier lugar idiota
va toda esta marabunta.
Dios los cría, el diablo los junta
y los veo marchar en yunta
o de uno en uno,
uno en uno
y no me ven, no me sienten
ni saben que estoy llorando,
que sólo en ti voy pensando
y no en cosas importantes.
Mis latidos alarmantes
no les dicen un carajo.

¡Qué güey! ¡En esta me bajo!
Mejor dicho, me bajaba.
¡Me pasé!
¡Al fin que sobraba tiempo para malgastarlo!

¡Yo qué sé por qué no me hablas!
Dices que vas a pensarlo.
¿Cuál fue mi equivocación?
Yo no tengo vocación de amante,
de buen marido,
ni siquiera de persona,
sí de bestia, de acetona,
de estricnina, de cianuro,
de mal dormir, de pan duro,
de ácido úrico, de litio.

Quiero estar en otro sitio.
Éste no es lugar alguno.
Ninguno es un lugar si no estás en él,
sin ti, sin tus ojos,
sin tu piel, sin tu sonrisa,
tus pies, tus manos, tus cuentos.
Sin ti no es un paraíso la muerte
ni en esta selva sin suerte
vale la ley del más fuerte
para mí, que por la plaza
cruzo y no sabe la masa
que lo único que quiero es verte.

Solamente quiero verte
y la gente trabajando,
como si no hubiera nada
interesante que soñar.

Quiero levantarme de esto,
de andar como un alma en pena
por las calles desvariando
y no puedo, no puedo, nunca puedo.
No consigo estar tranquilo.
Creo que jamás lo estaré de nuevo.

Quiero levantarme de esto,
de este insomnio del demonio
que me está causando estragos.

Me quedaré en este trago.
Es agradable estar loco,
si me vas a permitir decir otra atrocidad.

No sé, moriré parado en el filo de la vida
con la mente hecha pedazos,
las entrañas derruidas,
como mueren los suicidas,
con el cerebro latiendo
como un salvaje tambor
tocayo de mi dolor.

Quise levantarme de esto
y moriré enamorado,
de fiebre desconocida
y sin que nadie se entere
de cuál era mi agonía,
de mi deseo de tenerte,
de que sólo quería verte
y eso me llevó a la muerte.

Quise levantarme de esto
y ya no pude jamás.
Nada volvió a ser lo mismo.
Morí de sonambulismo.
Podría explayarme en teorías
pero, muerto, ¡qué mas da!

© Oscar Franco

(foto: mundopoesia.com)

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