Mis amigos marihuanos,
todos lindos, todos sanos,
gente de paz, buena onda.
¡Qué bellos seres humanos
mis amigos marihuanos!
Sus movimientos sin prisa,
sus miradas de profeta,
felices, alivianados,
con una flor en las manos,
mis amigos marihuanos.
Son música en el silencio,
tambores sobre la arena,
buena vibra, no hay problema,
más allá del bien y el mal.
Las estrellas en el pelo,
arco iris en las manos,
yo quiero ser como ellos,
mis amigos marihuanos.
Con su discurso apacible,
psicodélica sonrisa,
andar que no toca el suelo.
Su instantánea carcajada
a punto de alzar el vuelo.
“Sereno, no pasa nada.
No te preocupes. Ya vas.
Seguro, lo que tú digas”.
Contentos. “Amor y paz”.
El corazón en las manos,
mis amigos marihuanos.
Perdonen que les confiese,
público conocedor.
Yo no fumo. No me gusta.
No veo la necesidad.
Como a quien no se le ocurre
tomar un camión al cielo.
Será porque hasta los lunes vivo en la felicidad.
Soy constante alucinante,
habitante de dos mundos
que no logro conciliar.
Si viera la policía los delirios que me cargo,
por cargos de turbulencia me llevarían a guardar.
Me gusta tener control, pero...
Sí, yo nací ya viajado.
Así llegué a este planeta
pero les juro, la neta,
que de todos los humanos
que en mi vida conocí,
sólo aspiraría a tener
esa paz angelical
de aquel hippie bondadoso
que me ayudó a levantarme
poco después de estrellarme
contra tremendo cristal.
Le dolía hasta el corazón
que yo me hubiera pegado
estando él tan a gusto
e insistía en que para el susto
me dieran otro pastel.
Como él quisiera ser,
como él y sus hermanos,
que toman la vida al día,
que viven con alegría,
que sufren con gran placer.
Con el alma entre las manos,
mis amigos marihuanos.
© Oscar Franco
Qué risa qué risa qué risa... ME ENCANTA.
ResponderEliminarNo esperaba menos e iguanas ranas no pare de reír... e encanta leerte. bisous
ResponderEliminarVe