miércoles, mayo 13, 2009

Quisiera estar vivo

Quisiera estar vivo,
como mis amigos.
Ellos sí están vivos.
Se buscan,
se encuentran,
se besan,
se van.

Como ellos que escriben versos a sus madres,
les llevan regalos, flores, chocolates.
Así son mis cuates.
Dicen lo que piensan
y luego lo olvidan.
Compran lo que miran,
giran,
te lo dan.

Dejan a su paso mi ciudad desierta,
se van con la vida,
me quedo con nada,
parado en mitad de donde hubo una fiesta,
gritando en silencio:
"¡Oigan, dónde están!"

Quiero ser ligero,
como viven ellos,
no tener idea de lo que es el miedo,
no coleccionar esta preocupación,
abrir un boquete y salir de pronto,
muy entusiasmado,
con cara de tonto,
de atrás de este invisible caparazón
que no tiene pulso,
mudo corazón.

Quisiera estar vivo,
como mis amigos,
que hablan sin pensarlo,
que no tienen miedo de fallar...
y fallan.

Quisiera tocar,
sentir algo más al final de los dedos,
abatir este absurdo capullo
que me hace más mío que tuyo,
salir de esta cáscara dura,
dimensión lejana,
sentir el calor en la piel,
húmeda la boca,
ver que salga sangre si me araño un labio,
llorar de emoción...
cualquier emoción.

Quisiera estar vivo otra vez,
como un día,
aunque sólo un día.
Algo te diría
sin saber por qué,
sin pensarlo mucho,
sin tenerme miedo,
sin sentirme solo cuando los minutos
digan a tu oído que esto ya fue mucho,
que es tu turno para desaparecer,
sin llorar en seco cuando vea vacía
la casa que ahora son muebles callados,
espectral jolgorio que antes se movía
con cuerpos y voces,
con luz y alegría.

Quisiera estar vivo cuando pase el sueño,
cuando sólo queden sombras y siluetas;
que una dulce amnesia anestesie mi juicio
cuando al precipicio se vaya mi gente
y me quede con nada,
parado en mitad de donde hubo una fiesta.

© Oscar Franco

2 comentarios: