jueves, abril 02, 2009

El Pasotes (John Dospasotes)

(extracto de: En el País de las Palabras Salvajes)

En cuestión de palabras salvajes, una de mis historias favoritas es la de estos dos amigos que en algún tiempo trabajaron en la papelería y un día estaban jugando, correteándose, dándose patadas, golpes y pellizcos, pero siempre como cachorros retozones. En una de esas carreras de perros y gatos, uno de ellos salió corriendo y a continuación apareció el otro, que lo estaba persiguiendo. El segundo traía una engrapadora de pared en la mano y, esgrimiéndola en todo lo alto, exclamó en un tono como de héroe de serie de dibujos animados: "¡Ahora verá! ¡Le voy a aplicar una inyección ultravenenosa!"
Este amigo tenía flotando en la mente un idioma muy parecido al nuestro, pero no era el mismo. Nos contaba de otra persona que tenía "un perro pequeñez". Hablaba de muchas cosas parecidas, pero no exactamente de lo mismo que dicen los demás. Una vez estábamos viendo unas fotos y señaló que en una de ellas "la imagen salió sobreencimada".
También nos explicaba que un muchacho muy gordo que trabajaba por ahí, a la vuelta, tenía esa hinchada complexión porque estaba "enfermo de las grándulas". ¡De ahí ese excesivo crecimiento, claro!
Otro día hablaban de un pobre indigente que había muerto en la calle, durante la noche y nuestro amigo mencionó que "tiene que venir la foránea a recoger el cuerpo". Eso le habían dicho.
Alguna vez dijo que "el que otorga calla" y explicaba que "eso se ignifica que si rompemos un vidrio lo vamos a tener que pagar". Su cabeza era una realidad aparte.
Un día nos hablaba de aquel hombre acusado de matar a un comediante de televisión: "Tenía una orden de aprehensión y fue a compadecer".
Y en otra ocasión, hablando sobre si podríamos sacar el auto al día siguiente, nos dijo: "No circulan los números neones".
Una vez se le cayó algo por tratar de no pegarle a mi padre que estaba en el paso. Mientras le ayudábamos a recoger lo que tiró nos explicaba que había sido "por tratar de estibar a Don Jaime".
¡Y pensamos que lo que había tratado de hacer era esquivarlo! Ya nos imaginábamos poniéndole un letrero a mi papá: "No estibar más de cinco Don Jaimes".
El mismo cuate nos comentaba acerca de otra persona que él conocía y que "está trabajando vendiendo papelería siendo que estudió castronomía".

© Oscar Franco

No hay comentarios:

Publicar un comentario